jueves, 11 de mayo de 2017

¿Para qué estoy aquí?

Al borde de los 40 y una de las crisis existenciales más grandes de mi vida me abofetea, me patea y me tira al suelo...

La maldita pregunta... y yo, ¿para qué estoy aquí? me viene un día a la cabeza.

Me viene, como lo hizo cientos de veces en el pasado, removiéndome ligeramente de mi zona de confort.

Pero, esta vez es como un terremoto. Me saca de lo conocido y, de pronto, sin miramientos, le quita la importancia y el valor a todo lo que siempre lo ha tenido, ridiculiza mis objetivos, hace tambalear lo conseguido tras años de esfuerzo y de focalizar muchísima energía.

Me insulta, quema mi ego, y para terminar me escupe otras preguntas que aún duelen más que la primera: ¿por qué vas a ser tu especial? ¿te crees más importante que el resto del mundo? ¿qué misión especial crees que podrías desempeñar tú?...

Y me deja sin energía, es como si nada de lo que he hecho hasta ahora en mi vida curricular hubiese valido la pena.
Planteo cada decisión tomada como un error en el pasado... ¿para qué sirve? ¿a quién ayudo con lo que hago? ¿ésto es lo que quería hacer con mi vida? ¿lo que tanto anhelaba?...
¿Por qué no puedo valorar el momento presente y agradecer como he hecho siempre? ¿Por qué hay un nudo en el pecho que no me deja respirar con normalidad cuando pienso en si ésto es lo que querría estar haciendo el último día de mi vida?  ¿Por qué busco señales que me aseguren que estoy en el buen camino, que ahí es donde debo estar? ¿Por qué de pronto esta falta de seguridad en todo?

En un intento inútil, busco alternativas al espejismo que era la visión que tenía de mi misión en la tierra, pero nada me llena, nada me emociona, ningún plan me devuelve la alegría de tener un objetivo, nada tiene sentido ya, nada de lo que hago sirve, nada de lo que hago ayuda a que tengamos un mundo mejor ni a hacer sentir mejor a otras personas, nada me completa... Todo es negativo y oscuro en mi interior, no confío en mis planes ni en los planes que nos venden los que intentan dirigirnos y doblegarnos. De pronto, no confío en nada ni en nadie. Ninguna de las técnicas que conozco me ayuda a salir de este agujero y, además, no quiero salir de ahí, siento que me apetecía estar ahí metida. No estoy cómoda pero, no tengo fuerza ni ganas para salir ni para pedirle a nadie que me ayude. Es mi trance, es mi crisis, nada ni nadie tiene la culpa de ella. Me quedaré ahí todo el tiempo necesario, permitiéndome que el aprendizaje llegue cuando sea su momento.

Y me siento muy sola, y pequeña... diminuta, común, ridícula, conformista...

Ahora, sólo me sacia el abrazo de los míos. Su cariño y sus risas me reconfortan. Cuando les miro, pienso que al menos un objetivo de la vida se cumplió y que ahí, en ese terreno todo tiene sentido y soy muy útil.
Ésto deja asomar un rayo de esperanza en mi pecho, entre la negrura en la que me movía últimamente...

Mi corazón se abre y me deja comprender lentamente que con ese calor que siento ahora, cuando estoy con ellos, todo se puede, que la importancia que tanto busco y ansío, es muy relativa. Y empiezo a ver la luz, lejos, pero se hace notar.

Y una brisa, en un día lluvioso de primavera, se cuela en el vagón de mi tren y me despierta de golpe de este letargo.

Y, me sorprendo dando las gracias y suspirando profundamente, sin ahogos, después de tanto tiempo.
Y, una lágrima, alivia la tensión de meses sintiéndome tan perdida.
Y, vuelvo a escuchar una canción y, por fín, ahí estabas!! me emociono y bailo y salto y vuelvo a simular que estoy haciendo un videoclip cuando voy andando por la calle...

Vuelves, motivación, menos mal, me agobiaba no volverte a ver, y me inspiras nuevamente para sentir profundo todo lo que me rodea en este instante, para hacerlo lo mejor posible, para sentirme una pequeña parte de un todo.

Éste es mi estado positivo y natural!

Perdonad por haberos abandonado un tiempito, pero es que a veces, algo hace gatillar dentro de tí sentimientos que normalmente no te permites sentir, y, entonces, no te encuentras y estás hecho un lío, y hay que autodedicarse algunos momentos para reflexionar y resetear.

Pero, he vuelto!!

Uno de los objetivos claros de mi vida (literal)



2 comentarios:

  1. Me alegra muchísimo volver a leerte. ¡Ánimo!
    Creo que es normal tener estas pequeñas crisis de vez en cuando, ¿qué sería de nosotros si no? De vez en cuando hay que perderse un poquito para reencontrarse, ¡y suele ser fantástico!
    Mucha energía positiva

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    1. Efectivamente amiga! hay que pasar por ahí de vez en cuando, luego ves las cosas de otra forma!
      Gracias y vuelva pronto!

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