miércoles, 18 de junio de 2014

Las urracas parlanchinas

Mira que son pajarracos curiosos las urracas... No se parecen a ningún otro bicho que yo conozca. No son tontas como las palomas, y mira que las palomas son tontas como ovejas pero, tampoco son listas como los ágiles gorriones.
Están en un punto intermedio y yo las calificaría de perturbadas, directamente.
Pían raro, tanto que eso no se puede considerar un canto o un trino sino una carraca, se posan cerca del peligro, de la gente o de otros animales que pueden hacerlas daño, tienen obsesiones como acercarse a las cosas brillantes y una fijación enfermiza con los gatos....
Vengo observándolo toda la vida, con mis gatos y con gatos callejeros. Cuando ven un gato en lugar de huir se acercan dando saltitos y, cuando están lo suficientemente cerca.... empiezan a carraquearles en la cara y lo peor es que, en ese momento, TODOS los gatos intentan responder carraqueando en su idioma gatuno.
Comienzan a temblarles los bigotes del esfuerzo y finalmente puedes oirles: MI-A-A-A-A-A-A-A-A-U! No necesito salir a la terraza para saber que hay una urraca en ella. Simplemente lo averiguo cuando el gato entra en casa con los bigotes temblorosos y carraqueando, jejeje...
Pero ahí no acaban mis experiencias urracunas. Hoy me ha sucedido un episodio idéntico a uno que viví hace unos años y que me ha confirmado totalmente lo pirados que están estos bichos...

7:05 hr, parada del autobús 155 (y con horario de verano... sin comments...). Bebé urraca carraqueando sobre marquesina del autobús a un volumen impresionante. El pobre se habría caído del nido y estaba ahí llamando a su mamá a gritos. Mamá del bebé urraca carraqueando también desde un árbol cercano llamando a su hijito desesperada. 

7:15 hr, mamá y bebé urraca siguen carraqueando y liandola parda con sus chillidos y saltitos varios, la una, desde las ramas del árbol y el otro, en la marquesina. El autobús 155 por supuesto sigue sin venir y los viajeros nos aglomeramos disfrutando del espectáculo matinal que nos están dando estos dos energúmenos.
Mamá urraca, ya sin paciencia, se posa en la marquesina del autobús y se aproxima con cautela intentando no asustar a su bebé mientras no cesa de regañarle. En ese momento, pasa un camión de la basura y se para momentáneamente cerca de la parada del autobús. El bebé urraca da un saltito y se monta en el techo del camión. Justo cuando el semáforo se pone en verde y el bebé urraca se marcha carraqueando como un loco camino de Valdemingómez. Mamá urraca y viajeros damnificados por la tardanza del bus 155 nos quedamos con el pico abierto....

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