jueves, 26 de mayo de 2016

Mrsbeanadas de primavera 2016

Que sigo liandola, no hay remedio para lo mío, lo que pasa que son tantas y tantas las mrsbeanadas, que os cansaría al final. Así que de mi rutina circense, os rescato las mejores perlas:

Me siento muy Mrs Bean todo el año pero, sobre todo ahora en primavera en el metro abarrotado, con la cazadora en una mano, la bufanda en otra, el bolso en un dedo, la bolsa de la tartera resbalando por el hombro, el móvil en los dientes y el libro entre las rodillas, cayéndome a cada frenazo o cada curva, encima de la gente o desperdigando el contenido de mi bolso por todas partes...

También la he liado en casa, cambiando el arenero del gato, en plan "venga, que en 5 minutos lo limpio y salgo pitando a por los niños" y toquetear algo en la bolsa de la arena y acabar creando una playa maloliente en mi cocina, o haciendo súper limpieza de primavera "ala, esta sartén de 2 pavos del Ikea está muy vieja ya, a la basura" (pero era la única con anti adherente decente!!) e intentar hacer una tortillita después con cualquier otra que hubiera por ahí y que me saliera un mejunje "repegao" de patata y huevo. Menos mal que en casa ya están acostumbrados a comerse lo que sale bien y lo penoso también (el ketchup lo arregla todo... ejem).

Y la Mrsbeanada de primavera ganadora es.... tachán! Chica a la que le rompí el pantalón y casi desnudo en el autobús!!

Me monto una mañana en mi querido autobús 155. Estaba a tope pero vi un asiento libre en un hueco de estos de cuatro sillas que se miran de frente dos a dos. Enfilo por supuesto para allá con mi bolso en una mano, el bolso de la tartera en otro y el abono transporte en la boca. No es fácil sentarse en estos huecos porque, como la gente que haya ya sentada no recoja un poco las piernitas no hay espacio humano para pasar y más con tantas cosas en las manos. Pues cuando pensé que había concluído mi hazaña y me dispongo a poner el bolso de la tartera entre los pies y así no molestar, descubro con horror que la cremallera del bolso se ha enganchado con los ultramodernísimos vaqueros de rotos de la chica que estaba sentada enfrente. Más concretamente, se había enganchado en el roto de una de las rodillas. Y de qué forma! Eso no había quien lo sacara... Imaginad la situación, yo con la cabeza entre las piernas de la chica (que también se las trae la posturita que llevábamos) intentando deshacer el lío de cremallera e hilos que si no hubiera llevado el Invisalign, yo creo que hasta con los dientes lo hubiera probado, jejeje... Al final, como veíamos que no tenía solución, la chica muy comprensiva (y desesperada, supongo) me instó a que tirara. Y tiré... Y la hice un siete en el pantalón que hasta me ofrecí a pagar. Pero nos entró la risa floja y como era tan maja me dijo que así iba más moderna, y más fresca también, que no me preocupase que un accidente lo tiene cualquiera. Si ella supiera....

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