Pues sí!! como os adelantaba en la entrada anterior, ha sido el cumpleaños del señor Bean... Y como este año es nuestro último "treinta y..." y encima, caía entre semana, y todos trabajábamos e íbamos al colegio, pues, se me ocurrió hacer "algo especial" (esos momentos de ocurrencias varias en los que debería estarme quietecita, jejeje).
Miré por internet a ver si encontraba alguna idea y dudé entre mandarle flores, hacerle una camiseta personalizada, entradas baratillas para algún musical aunque fuesen sin visibilidad (lástima que musical y barato son antónimos, así que no fue posible), colocación de churumbeles y cena romántica (pero es que para nosotros son románticas las salidas con ellos, si no vienen nuestros niños es como si nos faltasen los amigos de la pandilla)...
Empezaba a estar un poco desesperada cuando me topé con "desayunos sorpresa" y a domicilio. Encima no eran muy caros y con lo comilones que son mis muchachos, pensé que era el regalo ideal. Lo malo fue cuando miré las horas de reparto. No eran muy precisas y como mis chicos van siempre con la hora pegada temí que después de encargar la sorpresa, ya no estuvieran en casa para recibirlo, ¡menudo chasco!
Entonces vi la luz... "Si yo me levanto todos los días antes de que pongan las calles y ellos ni se enteran de cuando me voy". Y, antes de darme cuenta ya estaba enfilando al mercado a coger todo lo necesario para montar yo misma el desayuno sorpresa.
Cogí todos los bollos y galletas que les gustan y que siempre caen con cuentagotas, barritas de cereales, zumos de los buenos (de los que pone recién exprimidos), agüitas minerales de esas con merchandising de star wars, chuches varias (incluyendo grageas de las de Harry Potter de todos los colores), fresas (que les encantan)... y .... para rematar, un globo de helio, que envolviese los manjares.
Cuando salí del mercado ya iba bastante cargada de cosas y me dirigí tan contenta a por un globo de esos de gas pero, sólo había de la patrulla canina y de spiderman. Otra vez, me fallaba la logística cumpleañera... Le pregunté a la dependienta si no tenía algo "más de cumpleaños" me dijo que sí y me enseñó una foto del globito en cuestión. Me pareció perfecto y se lo pagué... Su compañera tardó unos minutos en salir de la trastienda con el globo hinchado... y... casi me da algo! Los globos de la patrulla canina y tal eran de dimensiones normales pero éste era GIGANTE!! como cinco veces los otros.
Con la boca seca, le comenté a la muchacha que tan cargada como iba y con el mega globo me tenía que coger el autobús hasta casa y que no me iban a dejar montar con aquel monstrenco (además de que iba a ser un cante). Le debí dar pena porque me regaló una bolsa de basura de esas de comunidad para que lo tapase un poco. Cuando se lo puse a mi "globito" por encima, éste se elevó cual fantasma negro y aunque era igual de cantoso por lo menos no se veía el globo (además, tenía que consolarme como fuera porque tenía que coger el autobús si o si).
No os puedo contar la vergüenza que pasé en mi querido autobús 155. Como era de esperar en mi vida, el autobús venía lleno hasta la bandera, no pude más que quedarme haciendo equilibrios con los bollos del desayuno entre los pies, procurando no machacar las fresas. Aunque habría 1 grado en la calle, yo pasé más calor que en agosto... Todo el mundo me miraba (bueno, a mí y al dementor negro que me sobrevolaba, uf...). A mitad del camino, a 3 paradas de mi destino, estaban haciendo obras y el autobús tuvo que tomar una ruta alternativa, mucho más larga... La gente empezó a protestar y a desplazarse por todo el vehículo para preguntar al conductor porque no sabían dónde les dejarían bajarse, y, mi desayuno, mis fresas ya hechas mermelada, mi dementor y yo aguantamos el chaparrón como pudimos...
En fín...yo ya no me sorprendo, por eso escribo este blog, jejeje...
Al final, todo quedó muy bien, nadie sospechó nada (aunque costó esconder al monstruo) y al levantarse... aunque el globito les dió un susto tremendo (no exagero en las proporciones ;P), la sorpresa les gustó muchísimo y tanto papá como niños desayunaron como reyes.
La aventura valió la pena y encima, el globo dio un juego increíble, no lo dejaban ni a sol ni a sombra, tanto valía para hacer coreografías, como para enganchar un clic de playmobil y verlo volar, como para entretener al gato,...
Y, lo peor... ahora todos quieren un globo por su cumple...
Miré por internet a ver si encontraba alguna idea y dudé entre mandarle flores, hacerle una camiseta personalizada, entradas baratillas para algún musical aunque fuesen sin visibilidad (lástima que musical y barato son antónimos, así que no fue posible), colocación de churumbeles y cena romántica (pero es que para nosotros son románticas las salidas con ellos, si no vienen nuestros niños es como si nos faltasen los amigos de la pandilla)...
Empezaba a estar un poco desesperada cuando me topé con "desayunos sorpresa" y a domicilio. Encima no eran muy caros y con lo comilones que son mis muchachos, pensé que era el regalo ideal. Lo malo fue cuando miré las horas de reparto. No eran muy precisas y como mis chicos van siempre con la hora pegada temí que después de encargar la sorpresa, ya no estuvieran en casa para recibirlo, ¡menudo chasco!
Entonces vi la luz... "Si yo me levanto todos los días antes de que pongan las calles y ellos ni se enteran de cuando me voy". Y, antes de darme cuenta ya estaba enfilando al mercado a coger todo lo necesario para montar yo misma el desayuno sorpresa.
Cogí todos los bollos y galletas que les gustan y que siempre caen con cuentagotas, barritas de cereales, zumos de los buenos (de los que pone recién exprimidos), agüitas minerales de esas con merchandising de star wars, chuches varias (incluyendo grageas de las de Harry Potter de todos los colores), fresas (que les encantan)... y .... para rematar, un globo de helio, que envolviese los manjares.
Cuando salí del mercado ya iba bastante cargada de cosas y me dirigí tan contenta a por un globo de esos de gas pero, sólo había de la patrulla canina y de spiderman. Otra vez, me fallaba la logística cumpleañera... Le pregunté a la dependienta si no tenía algo "más de cumpleaños" me dijo que sí y me enseñó una foto del globito en cuestión. Me pareció perfecto y se lo pagué... Su compañera tardó unos minutos en salir de la trastienda con el globo hinchado... y... casi me da algo! Los globos de la patrulla canina y tal eran de dimensiones normales pero éste era GIGANTE!! como cinco veces los otros.
Con la boca seca, le comenté a la muchacha que tan cargada como iba y con el mega globo me tenía que coger el autobús hasta casa y que no me iban a dejar montar con aquel monstrenco (además de que iba a ser un cante). Le debí dar pena porque me regaló una bolsa de basura de esas de comunidad para que lo tapase un poco. Cuando se lo puse a mi "globito" por encima, éste se elevó cual fantasma negro y aunque era igual de cantoso por lo menos no se veía el globo (además, tenía que consolarme como fuera porque tenía que coger el autobús si o si).
No os puedo contar la vergüenza que pasé en mi querido autobús 155. Como era de esperar en mi vida, el autobús venía lleno hasta la bandera, no pude más que quedarme haciendo equilibrios con los bollos del desayuno entre los pies, procurando no machacar las fresas. Aunque habría 1 grado en la calle, yo pasé más calor que en agosto... Todo el mundo me miraba (bueno, a mí y al dementor negro que me sobrevolaba, uf...). A mitad del camino, a 3 paradas de mi destino, estaban haciendo obras y el autobús tuvo que tomar una ruta alternativa, mucho más larga... La gente empezó a protestar y a desplazarse por todo el vehículo para preguntar al conductor porque no sabían dónde les dejarían bajarse, y, mi desayuno, mis fresas ya hechas mermelada, mi dementor y yo aguantamos el chaparrón como pudimos...
En fín...yo ya no me sorprendo, por eso escribo este blog, jejeje...
Al final, todo quedó muy bien, nadie sospechó nada (aunque costó esconder al monstruo) y al levantarse... aunque el globito les dió un susto tremendo (no exagero en las proporciones ;P), la sorpresa les gustó muchísimo y tanto papá como niños desayunaron como reyes.
La aventura valió la pena y encima, el globo dio un juego increíble, no lo dejaban ni a sol ni a sombra, tanto valía para hacer coreografías, como para enganchar un clic de playmobil y verlo volar, como para entretener al gato,...
Y, lo peor... ahora todos quieren un globo por su cumple...
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