En la sala de espera nos toca esperar un buen rato antes de entrar a la consulta de nuestra médica, a quien cariñosamente llamamos House, porque siempre está buscando síntomas y mandandonos pruebas para diagnosticar las más extrañas dolencias. Pero es maja, eh! XD
Mi hijo pequeño se acuclilla y empieza a hacer lo que todos sabemos y yo más temía, ya que para un recado y con las prisas que llegué al barrio, obviamente no cogí el cambiador.
En ese momento, oigo mi nombre. Tenía que entrar.
Mi hijo mayor estuvo más revoltoso que nunca moviéndose por todas partes y abriéndole todos los archivadores a la pobre mujer. El pequeño para no quedarse corto, hizo lo propio pero dejando tras de si un aroma...
A la salida de esta traumática escena, jejeje, pensé en alguna solución rápida al pequeño inconveniente de tener un bebé mofeta y estar bastante lejos de mi casa.
Las musas me dieron luz y me dirigí a la sala de pediatría. Atraqué a la primera familia con bebé que ví y muy amables me aportaron UNA toallita húmeda, que todos sabemos que es más que suficiente para cambiar a un niño de casi dos años y un pañal TALLA 2, que le quedaba como un tanga-pañal pero, gracias al cual pudimos volver tranquilitos a casa y no matar a nadie por el camino, jejeje...
Si hasta paramos en los toboganes!
Si hasta paramos en los toboganes!
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