Concretamente de la parte que mas pena me dió, para los que no la hayáis visto no es ningún spoiler, no os preocupéis...
Se trata de una serie de escenas en la que se ve como una pareja guarda en un tarro de cristal sus ahorros con el fin de hacer el viaje de sus sueños.
Por diversos motivos, reparaciones en su casita o en su coche, se les pasa la vida rompiendo el tarro para utilizarlo siempre en estos menesteres. No os cuento mas para no fastidiar a nadie ;)
El caso es que como se acerca la fecha en la que el sr Bean y yo vamos a hacer 40 años, y eso es casi como la mitad de nuestra vida, se nos ocurrió hace tiempo festejar el inicio de esta segunda etapa con un viajecillo inolvidable con nuestros pequeños compañeros de vida.
Siempre hemos sido viajeros.
Estos años de paternidad nos hemos moderado un poco pero, ahora que los enanos nos siguen el rollito y se puede ir con ellos a todas partes, estábamos totalmente motivados.
En lugar de un tarro de cristal, abrimos una cuenta bancaria y la llamamos "Viajecito". Al ritmo que marcaba cada momento del año (y cada imprevisto económico) íbamos sumando en nuestra cuenta lo que se podía.
El año que viene era el momento escogido.
La ilusión crecía por momentos...
Pero... (en nuestra historia de vida siempre suele haber algún "pero", al menos en las primeras intentonas de algo...) surgió un imprevisto, bastante importante. Tan importante como la casa en la que vivimos. No es un problema que nos ponga entre la espada y la pared pero, sería muy irresponsable darle la espalda y hacer ese viaje.
Así que... está decidido, romperemos el tarro de cristal.
No es una entrada triste, ya sabéis que siempre os cuento mis aventuras en clave bastante humorística. Sólo es una mrsbeanada más, un poco más seria, que me apetecía compartir con vosotros. La esperanza y el humor siguen ahí, siempre pienso que cuando un propósito no sale es porque no era su momento, porque hay que dejar fluir las cosas en otra dirección aunque, ésto nos saque de nuestra zona de confort y nos desequilibre un instante.
Además, por suerte, el cristal se rompe pero los sueños no. Sólo hay que cerrar los ojos, respirar profundo y los encontraremos.